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La descentralización de la cultura

  • Writer: Opal De Ycaza
    Opal De Ycaza
  • May 18, 2023
  • 4 min read

Redactado por Opal De Ycaza, Panamá.

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Los Derechos Culturales y su desarrollo a través de las políticas, tanto públicas como privadas, en materia de cultura presentan al mundo un factor innovador para la construcción de sociedades con objetivos justos y equitativos. Dicho factor innovador se remonta a las últimas décadas, en donde existen múltiples áreas de aplicación para que la cultura sea tomada en cuenta por los gobiernos dentro del desarrollo integral de las comunidades. La gobernanza cultural y su descentralización, necesita la solidez de políticas públicas aplicables, que atraigan la intersectorialidad y la transversalidad como denominadores comunes del crecimiento social.


El desarrollo de las políticas culturales, en el marco de lo público, desde nuestros territorios se da de manera ralentizada y dentro de períodos temporales bastante prominentes, solo a manera de contexto, la transformación de la institucionalidad cultural en Panamá tomó 45 años.

 

Mientras las necesidades de políticas públicas se hacen necesitar por el crecimiento desproporcionado de las desigualdades sociales, que se hacen tangible en la corrupción gubernamental, en la violencia, la falta de educación, entre otros males sociales, estás políticas tardan mucho en ser entendidas, creadas y puestas en marcha.

 

Por otro lado, la forma más pequeña de gobernanza, la gobernanza local a través de los gobiernos comunitarios se encuentran, al igual, que las políticas públicas culturales, lejos de tener en práctica el poder que poseen desde la teoría política. Son la esfera de autoridad más presente en la comunidad, que conoce las realidades de los territorios, sin embargo, no cuentan con las herramientas, ni económicas ni legislativas para poner en marcha las transformaciones necesarias para la construcción de un mejor ecosistema para la ciudadanía.


La descentralización, como proceso político, no solo busca la creación de la política pública sino también busca que la política pública nazca y se desarrolle desde el territorio, de manera democrática y poco impositiva. Pero si nos encontramos con la realidad, en donde las instituciones no se encuentran descentralizadas o descentralizadas a medias, este proceso no se podrá llevar a cabo de manera eficiente, poniendo en pausa la infiltración positiva y proactiva que puede llegar a tener una política pública en material cultural.

 

“La descentralización la definimos, en general, como una forma de distribución del poder desde un centro hacia una periferia tanto se trate del Estado como de la sociedad. Pero nuestro marco conceptual también vincula indisolublemente la descentralización institucional a las formas participativas de diseño e implementación de políticas públicas. Así, veremos la descentralización, no sólo como relaciones intergubernamentales entre un centro y una periferia del sistema estatal, sino como un espacio para la representación de intereses en la producción de políticas.” (Veneziano, sf.)


El desarrollo comunitario posee las dimensiones de entendimiento, empoderamiento y compromiso, conexión y construcción, entrega y diseño, finalmente, la reflexión y la celebración.

 

La creación de una política pública cultural centrada en estas dimensiones, con énfasis en colocar la superioridad en el contenido comunitario, garantizaría un equilibro prudente y funcional entre el órgano ejecutivo, el órgano local y la iniciativa comunitaria.


Por otro lado, se empodera a las comunidades para solicitar el apoyo técnico en las temáticas y áreas de interés que ellos sientan necesarias, esto se desarrollaría mediante un organismo de gobernanza, similar al que existe entre las juntas comunales y los municipios, pero con los actores comunitarios, incluyendo la academia y los gestores culturales empíricos, que son la mayoría.

 

A través de este organismo de gobernanza se deciden periódicamente la distribución de los fondos para los festivales locales y los concursos, ya no nacionales, sino locales, en las disciplinas más visibles por la comunidad. Creando un organismo democrático de gobernanza se blinda la injerencia política y las voluntades de la mayoría.

 

Las comunidades con fondos culturales, económicos y activos, serían territorios prósperos en calidad humana, empoderadas en el ejercicio de una de las dimensiones de ciudadania mas importante, la ciudadania cultural, lo que preserva la construcción de ambientes óptimos para conquistar el resto de retos sociales, como los económicos y los educativos.

 

Como nos menciona Camacho Gutierrez en su articulo sobre Desarrollo Comunitario “definir el desarrollo comunitario como un método de intervención que incorpora a todos los agentes que conforman la comunidad, estableciendo procesos de participación y articulación entre la población y las instituciones que, potenciando un proceso pedagógico y las capacidades participativas de los actores y de las estructuras mediadoras, permita alcanzar unos objetivos comunes y predeterminados para mejorar las condiciones económicas, sociales y culturales de las comunidades, y cuyos resultados puedan ser evaluados de forma continuada. ” (Camacho, 2012).

 

La experiencia nos ha demostrado que para que los procesos tengan una condición positiva, no solo en aceptación sino también en ejecución, es necesario tener participación activa desde el diseño, desde la idea, hasta la implementación. Los procesos dinámicos con perspectiva descentralizada son los que garantizan la prevención y solución de las problemáticas sociales, la falta de políticas publicas de cultura, las desigualdades e injusticias.

 

Referencias bibliográficas

CAMACHO GUTIERREZ, J. 2012. Desarrollo Comunitario. Revista Eunomía.

VENEZIANO, A. sf. Gobernanza con la descentralización: una mirada desde América Latina. Uruguay.

 
 
 

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